La primera entrada de blog de un neurólogo
Aunque la etiqueta bloguera no lo exija, pienso que es mejor empezar con una breve introducción sobre el bloguero. Hice mis estudios universitarios en Cornell University a principios de la década de 1970, y fue allí donde descubrí por primera vez mi interés por el sistema nervioso, después de asistir a una conferencia del famoso neuroanatomista Walle Nauta del M.I.T. Fue también en Cornell donde se introdujo por primera vez la técnica de Meditación Trascendental, y donde vi la investigación del Dr. Robert Keith Wallace. Sus investigaciones pioneras muestran de manera clara y profunda cómo la fisiología cambia cuando una persona experimenta la trascendencia. Recuerdo lo diferente que me sentía durante mi primera meditación, y cómo los amigos en mi dormitorio se dieron cuenta a los pocos días que había algo diferente y mejor en mí.
En 1976 tuve mi primer contacto con una comunidad de meditadores en la Maharishi International University en Iowa en un taller de verano para educadores, y luego fue en los cursos de postgrado de Washington University en St. Louis, donde recibí el doctorado en neurociencia en 1980. Después de recibir mi titulación de doctor en medicina y de tener un puesto de interno, me fui a Yale New Haven Hospital como médico residente en neurología, y luego conseguí una plaza en la Facultad de Medicina de la State University of New York de Stony Brook, como profesor asistente de neurología. En 1992 me trasladé al hospital de la North Shore University, como director de la clinica de neurofisiología, y ahora veo a pacientes con problemas neurológicos en ProHealth, un consultorio de muchas especialidades aquí en Long Island.
A lo largo de este camino he ido siguiendo ávidamente la investigación sobre la técnica de la MT en relación con la salud, y me gustaría utilizar este blog para poner de relieve algunos de los últimos estudios. Solía pensar que había un par de buenas razones para meditar, especialmente, la promoción de la salud física y mental. Ahora me doy cuenta que hay tantas razones para meditar, como meditadores hay. ¡Será divertido explorar algunas con vosotros!