Neurona-a-Neurona
La primavera ha llegado con todo su esplendor, aquí en el noreste, y los colores y olores son casi abrumadores. Hay una sensación de renovación después de un invierno húmedo y frío, y esa renovación es la señal de una vida que es más dulce y tiene más energía que la anterior. Es la renovación, pero con una sensación de progreso, de evolución. Me recuerda ese sentimiento que tengo al abrir los ojos después de la meditación. Hay algo nuevo, algo apenas perceptiblemente mejor acerca del mundo. Mi percepción es un poco más refinada, mi fisiología está más asentada. Con una sonrisa, recuerdo lo flexible que puede ser el sistema nervioso.
Cada experiencia moldea las conexiones sinápticas dentro de nuestra corteza cerebral. Si me río con mi esposa, esa alegría se refleja en mi sistema nervioso. Si veo una película violenta, la impresión de la violencia se graba en mi cerebro. En lo que pongo mi atención se convierte en parte de mí, a base de neurona-a-neurona. Es igual para todos. Y esto es un recordatorio excelente de lo importante que es elegir actividades que nos nutren y apoyan aquellas conexiones nos que ayudan a mantener una perspectiva saludable.
De todas las experiencias en la vida que cambian el cerebro, la investigación muestra que ninguna es más poderosa, en el buen sentido, que los minutos pasados por la mañana y por la noche meditando, aquietándose en silencio y trascendiendo el pensamiento. Al abrir los ojos después de la meditación, abres los ojos con lo que es, de hecho, un nuevo sistema nervioso, preparado para una nueva creación – un sistema nervioso que estructura y organiza el pensamiento un poco mejor que antes. Y, aun sin ser consciente de los detalles de esta increíble transformación del cerebro, puedes decir con toda naturalidad: «Me siento descansado y fresco.» ¿No es así? Los momentos más cruciales en la vida convertidos en un hecho cotidiano natural. ¡Qué gran fortuna tener esta práctica!
